Alec no era un héroe ni un dios, sino un hombre inmerso en una sociedad como él, para el que el mar y los bosques y la fresca brisa y el sol no preparaban ninguna apoteosis.

E. M. Forster

E. M. Forster

Profesión: Novelista
Nacionalidad: Británico

Sugerencias para ti :

Hay que apreciar a la gente y confiar en ellos si uno no va a hacer un lío de la vida.

O la vida exige coraje, o deja de ser vida.

El encanto, en la mayoría de los hombres y casi en todas las mujeres, es una decoración.

Estoy seguro de que si se podrían reunir las madres de varias naciones, no habrían más guerras.

El amor había fallado. El amor era una emoción a través de la cual podías a veces gozarte a ti mismo. No podía dar frutos.

Los principales hechos en la vida humana son cinco: el nacer, alimento, dormir, amor y muerte.

La muerte destruye al hombre; la idea de la muerte lo salva.

Quizás nadie quisiese tal amor, pero podía ya no sentirse avergonzado de él, porque aquel amor era "él", no el cuerpo o el alma, no alma y cuerpo, sino "él" viviendo en ambos.

Amaba a los hombres y siempre los había amado. Ansiaba abrazarlos, mezclar con el de ellos su ser. Ahora que había perdido al hombre que correspondía a su amor, admitía aquello.

Cuando el amor se desvanece se le recuerda no como amor, sino como algo distinto. Bienaventurados los ignorantes que lo olvidan por completo, y no son conscientes de los anhelos y de los absurdos del pasado, de las largas conversaciones sin propósito.

La historia se desarrolla, el arte se queda inmóvil.

Debemos estar dispuestos a desprendernos de la vida que hemos planeado, para que tengamos la vida que nos espera.

Hacernos sentir inferiores de la manera correcta es una función del arte; los hombres sólo pueden hacernos sentir inferiores de la manera equivocada.

Es un error pensar que siempre van a existir los libros. La raza humana no los ha necesitado durante millares de año; puede decidir haer otra vez lo mismo.