Por sus frutos los conoceréis.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.
Traten a los demás como les gustaría que los demás los trataran a ustedes.
El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
No se puede servir a dos señores.
Da a todo aquel que te pide; y a aquellos que te quitan tus mercancías no las pidas otra vez. Y como quiera que los hombres harían eso a tí, así hazlo a ellos.
Y que sepas que estoy contigo siempre; sí, hasta el final de los tiempos.
Muchos son los llamados y pocos los escogidos.
El que no está conmigo está en contra mía.
Así que les digo, pidan y se les dará, busquen y encontrarán; toquen la puerta y esta se les abrirá.
La verdad os hará libres.
Amaos los unos a los otros. En esto conocerán que sois mis discípulos.
Soy él quien vive y estaba muerto y miren, estoy vivo para siempre. Amén. Y tengo las llaves del Hades y de la Muerte.