Los principales hechos en la vida humana son cinco: el nacer, alimento, dormir, amor y muerte.

E. M. Forster

E. M. Forster

Profesión: Novelista
Nacionalidad: Británico

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Amaba a los hombres y siempre los había amado. Ansiaba abrazarlos, mezclar con el de ellos su ser. Ahora que había perdido al hombre que correspondía a su amor, admitía aquello.

Hay que apreciar a la gente y confiar en ellos si uno no va a hacer un lío de la vida.

Las obras de arte, en mi opinión, son los únicos objetos en el universo material que poseen orden interno, y es por eso, aunque no creo que las cuestiones de arte sean únicas, yo creo en el arte por el arte.

La historia se desarrolla, el arte se queda inmóvil.

Cuando el amor se desvanece se le recuerda no como amor, sino como algo distinto. Bienaventurados los ignorantes que lo olvidan por completo, y no son conscientes de los anhelos y de los absurdos del pasado, de las largas conversaciones sin propósito.

Es un error pensar que siempre van a existir los libros. La raza humana no los ha necesitado durante millares de año; puede decidir haer otra vez lo mismo.

El amor había fallado. El amor era una emoción a través de la cual podías a veces gozarte a ti mismo. No podía dar frutos.

Estoy seguro de que si se podrían reunir las madres de varias naciones, no habrían más guerras.

Alec no era un héroe ni un dios, sino un hombre inmerso en una sociedad como él, para el que el mar y los bosques y la fresca brisa y el sol no preparaban ninguna apoteosis.

O la vida exige coraje, o deja de ser vida.

Quizás nadie quisiese tal amor, pero podía ya no sentirse avergonzado de él, porque aquel amor era "él", no el cuerpo o el alma, no alma y cuerpo, sino "él" viviendo en ambos.

El encanto, en la mayoría de los hombres y casi en todas las mujeres, es una decoración.

Debemos estar dispuestos a desprendernos de la vida que hemos planeado, para que tengamos la vida que nos espera.

La muerte destruye al hombre; la idea de la muerte lo salva.