Cayó en la melancolía, luego en la inapetencia, y por esta fatal pendiente es la que ahora le hace desvariar y que todos lamentamos.
¡Oh, Romeo, Romeo! ¿Por qué eres Romeo? Renuncia a tu padre, abjura tu nombre; o, si no quieres esto, jura solamente amarme y ceso de ser una Capuleto.
El pájaro que ha quedado apresado en una zarza empieza a temer, con las alas temblorosas, cualquier zarza que ve.
¿Y que nosotros, ignorantes y débiles por naturaleza, padezcamos agitación espantosa con ideas que exceden a los alcances de nuestra razón?
¡Lastima del amor! A pesar de la venda que lleva, ve, aun sin ojos, la manera de lograr su proposito.