La democracia da a cada uno el derecho de ser su propio opresor.
Si la juventud es un defecto, es un defecto que se cura demasiado pronto.
Más vale un abrojo de experiencia que toda una selva de advertencias.
Educar la inteligencia es ampliar el horizonte de sus deseos y de sus necesidades.
Hay dos clases de debilidad: la que se quiebra y la que se pliega.
Una espina de experiencia vale todo un desierto de advertencia.
¡Cuánta confianza nos inspira un libro viejo del cual el tiempo nos ha hecho ya la Critica!
La soledad es tan necesaria para la imaginación como la sociedad es saludable para el carácter.
La democracia otorga a cada uno de los hombres el derecho a ser el opresor de sí mismo.
Bienaventurados los que no tienen nada que decir, y que resisten la tentación de decirlo.
Si la juventud es un defecto, es un defecto del que nos curamos demasiado pronto.
En general, quienes no tienen nada que decir invierten el mayor tiempo posible en no decir nada.
Una espina de experiencia vale más que un bosque de advertencias.
Las desgracias más temidas son, de ordinario, las que no llegan jamás.
Todos los bellos sentimientos del mundo pesan menos que una simple acción de amor.
Los niños son apóstoles de Dios, enviados adelante, día a día, a predicar amor, esperanza y paz.
La resistencia es la cualidad más importante y la paciencia es la pasión de los grandes corazones.